LA ALBORADA
En el Paseo de la Condesa de Sagasta, cerca de San Marcos, en una de las más bellas zonas de la capital leonesa encontramos La Alborada, un restaurante que goza de buena fama en nuestra ciudad. Dispuestos a comprobarlo en nuestros propios paladares y estómagos decidimos comer allí, no sin antes haber reservado prudentemente una mesa. Es un lugar agradable, sin ser demasiado exquisita la decoración.
El trato es excelente, correcto y a la par cercano, te hacen sentir a gusto de verdad, sin incomodar en ningún momento.
Tras el pinchito de salmón marinado con alcaparrones, cortesía de la casa, pedimos varios entrantes que resultaron agradables, aunque superados con creces en otros sitios de menor nivel, en especial la tabla de quesos, las croquetas de cecina son agradables y las zamburiñas estaban bastante bien.
Después llegó la carne: solomillo al foie y lechazo asado, aunque también tuvimos ocasión de degustar el entrecot y la lasagna de solomillo, ya que íbamos acompañados. Para nuestro gusto hipercarnívoro tenemos que decir que tanta elaboración no resulta de nuestro agrado, el solomillo resultaba dulce en exceso, el de la lasagna demasiado hecho, mucho mejor estaba el entrecot, tan solo matizado por escamitas de sal y, sin duda, lo mejor con mucha diferencia fue el lechazo, este sí resultó exquisito de veras.
Todo estuvo regado con un ribera del Duero, Pesquera del 2006, bastante aceptable.
De postre un tiramisú mediocre y una deliciosa crema de queso con pasas.
El precio es bastante elevado, sin llegar a escandalizar, unos 40 euros por persona. De este sitio nos quedamos sin dudarlo con el lechazo y el trato.
ENTORNO: 6
GASTRONOMÍA: 7
SERVICIO: 9
PRECIO: 4
CALIDAD/PRECIO: 6.5
El trato es excelente, correcto y a la par cercano, te hacen sentir a gusto de verdad, sin incomodar en ningún momento.
Tras el pinchito de salmón marinado con alcaparrones, cortesía de la casa, pedimos varios entrantes que resultaron agradables, aunque superados con creces en otros sitios de menor nivel, en especial la tabla de quesos, las croquetas de cecina son agradables y las zamburiñas estaban bastante bien.
Después llegó la carne: solomillo al foie y lechazo asado, aunque también tuvimos ocasión de degustar el entrecot y la lasagna de solomillo, ya que íbamos acompañados. Para nuestro gusto hipercarnívoro tenemos que decir que tanta elaboración no resulta de nuestro agrado, el solomillo resultaba dulce en exceso, el de la lasagna demasiado hecho, mucho mejor estaba el entrecot, tan solo matizado por escamitas de sal y, sin duda, lo mejor con mucha diferencia fue el lechazo, este sí resultó exquisito de veras.
Todo estuvo regado con un ribera del Duero, Pesquera del 2006, bastante aceptable.
De postre un tiramisú mediocre y una deliciosa crema de queso con pasas.
El precio es bastante elevado, sin llegar a escandalizar, unos 40 euros por persona. De este sitio nos quedamos sin dudarlo con el lechazo y el trato.
ENTORNO: 6
GASTRONOMÍA: 7
SERVICIO: 9
PRECIO: 4
CALIDAD/PRECIO: 6.5
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