CASA EZEQUIEL
En la carretera de Asturias, a la altura de la localidad de Villamanín, nos encontramos este emblemático sitio, famosísimo en la provincia por sus embutidos.
Se trata de un restaurante enorme de 2 plantas siempre a rebosar de gente, en este sentido es poco acogedor, demasiada gente, mucho bullicio, parece que estás infiltrado en una boda ajena, por suerte habíamos reservado.
El servicio es inmejorable, te atienden con amabilidad y diligencia y la rapidez es asombrosa, no podíamos entender cómo podían ser servidas las mesas tan deprisa.
Pedimos unos embutidos, ensalada y después carne, que es lo más típico del restaurante, a nuestro alrededor no dejaban de circular platos con piernas de cordero enteras, cantidades impensables de entrecocido, gigantescas potas de fabada, garbanzos... En un plisplás llegó lo nuestro: ¡eso sí que es una tabla de embutidos y no las miserias que ponen en algunos sitios! Destacaron por su sabor el chorizo, el lomo y en especial la cecina que es una auténtica delicia. La ensalada
era como para el doble de personas de las que eramos y con productos de una excelente calidad, pero lo que nos dejo con la boca abierta fue la carne, cuando vimos el chuletón que rondaría los 2 kilos no sabíamos si era de verdad o una broma, y el solomillo no tenía parangón, alguna gente aseguró haber "encontrado a dios" al degustarlo. Todo lo regamos con un toro de crianza exquisito, lamentablemente no pudimos acabarlo todo, ni pedir postre. Con esa cantidad de comida en cualquier sitio hubiéramos pagado al menos 40 eurazos por persona, pero aquí se quedo la cosa en 25 euros, un precio "regalado" para lo que comimos.
Resumiendo, un sitio de obligada visita en la provincia, en especial para los grandes comedores, nosotros volveremos sin duda, pues es un lugar a destacar en esta época confusa donde a veces pretenden que paguemos y callemos, en una suerte de "dictadura de la restauración".
ENTORNO: 5
SERVICIO: 9.5
GASTRONOMÍA: 8.5
PRECIO: 9
CALIDAD/PRECIO: 9
El servicio es inmejorable, te atienden con amabilidad y diligencia y la rapidez es asombrosa, no podíamos entender cómo podían ser servidas las mesas tan deprisa.
Pedimos unos embutidos, ensalada y después carne, que es lo más típico del restaurante, a nuestro alrededor no dejaban de circular platos con piernas de cordero enteras, cantidades impensables de entrecocido, gigantescas potas de fabada, garbanzos... En un plisplás llegó lo nuestro: ¡eso sí que es una tabla de embutidos y no las miserias que ponen en algunos sitios! Destacaron por su sabor el chorizo, el lomo y en especial la cecina que es una auténtica delicia. La ensalada

Resumiendo, un sitio de obligada visita en la provincia, en especial para los grandes comedores, nosotros volveremos sin duda, pues es un lugar a destacar en esta época confusa donde a veces pretenden que paguemos y callemos, en una suerte de "dictadura de la restauración".
ENTORNO: 5
SERVICIO: 9.5
GASTRONOMÍA: 8.5
PRECIO: 9
CALIDAD/PRECIO: 9
Comentarios
Una carta sin precios, pides media ración y te ponen una entera (que por supusto imagino te cobrarán, pero como no sabes el precio), solomillo recién sacado del congelador que ni se molestan en pasar adecuadamente (el envés de mi solomillo aún estaba aún frío cuando le di el primer mordisco), y sobre todo una sensación de comedor de bodas de batalla.
El que quiera volver que vuelva, pero hay muchísimas mejores opciones. Yo no pienso...
Allí nunca se come mal, Pedro Usted esta muy equivocado, nunca te pudieron dar un solomillo frió, (vamos nada, al menos que se sirva en frió) necesitan un comedor tan grande porque sino tendria que atender a la gente en el aparcamiento(ese mesón tiene 3 comedores).
Y la carta no tendrá precios y no siempre te cobraran lo mismo pero merece muchísimo la pena.
A EZEQUIEL SE VA A COMER DE VERDAD, SIN MIERDAS.
Me asombra que haya gente que desconozca que es obligatorio disponer de carta con precios, que incluso han de reflejarse con el IVA.
Cada vez que paso por delante, veo menos coches en el aparcamiento...
No saben ni escribir los camareros.... ¡Por Dios!regalenle un diccionario a ese hombre.