Atrio

Un sábado a mediodía teníamos antojo de un buen pescado y, por recomendación, decidimos probar este restaurante especializado en productos del mar.
Es un sitio amplio con decoración moderna, nos resultó un poco desangelado, también hay que decir que fuimos a las 2 y estaba completamente vacío, sobre las 2:30 se llenaron varias mesas más, aún así es demasiado grande para resultar acogedor.
Los camareros atentos, rápidos y profesionales, tampoco tenían excesivo trabajo. Un camarero nos cantó el menú del día y nos ofreció la carta recomendando, fuera de carta, el rodaballo y el besugo. Pedimos un entrante de zamburiñas y nos decantamos por las recomendaciones como plato principal.
Sin pedirlo nos trajeron un aperitivo de pastel de cabracho para que la espera no se nos hiciese larga, estaba muy bueno.

Las zamburiñas fueron abundantes y un buen producto, bien tratado.
Acabado el entrante, no tardó en llegar el rodaballo acompañado de salsa tártara y el besugo, se lo tuvieron que llevar por estar excesivamente crudo, no tardó en volver al punto.
Ambos pescados estaban frescos, y bien cocinados, pero hemos de decir que las raciones eran algo escasas, dudo que ninguna llegase a los 200 gramos en limpio y las guarniciones también mínimas, aún así todo muy bien cocinado y de buena calidad. 
Pedimos de postre una tarta de milhojas que estaba espectacular.
Con el café nos invitaron a unos mini heladitos que agradecimos dada la escasez de los platos.
Todo lo regamos con un albariño muy clásico, un Martin Codax.
El precio fue de 36 euros por persona, excesivo para el tamaño de las raciones, aunque reconocemos que tienen muy buen producto, más si tenemos en cuenta que estamos en una ciudad de interior donde no se suele comer buen pescado.

ENTORNO:6
SERVICIO:8
COCINA:8
PRECIO:5
CALIDAD/PRECIO:6.5

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