Entrepiedras (Castrillo de los Polvazares)
Decidimos pasar un domingo en el encantador pueblo de Castrillo de los Polvazares, famoso por sus cocidos. Entre el sinfín de locales que ofrecen el cocido maragato, nos decantamos por el Entrepiedras, a mitad de la calle principal del pueblo.
El lugar es pequeño y acogedor, estaba bastante lleno, de no haber reservado no hubiésemos podido comer. Pedimos cocido, que es lo suyo en Castrillo, pero la carta mostraba otras opciones.
El servicio fue correcto aunque no excesivamente profesional, todo fue servido con rapidez, lo primero que nos pusieron fue una enorme fuente de carnes de todo tipo, morcillo de ternera, oreja, tocino, manos, lacón, costillas adobadas y chorizo de cerdo, pollo (no gallina) y los típicos rellenos, todo estaba bueno, pero hay que decir que el lacón excesivamente salado y los rellenos algo insípidos, eso sí, abundantísimo, sobró casi media fuente. Después llegaron los garbanzos con berza, también en abundancia y de verdad exquisitos, se desacian en la boca como mantequilla y la berza crujiente y sabrosa. Por último, y con los estómagos a tope, llegó la sopa, fue una pena porque apenas pudimos probarla por lo salada que estaba, todos coincidimos en este punto y éramos 6, así que en este caso la sal no fue cuestión de gustos, como digo, una pena...
Por último probamos el postre típico que son las antillas, otra decepción, excesivamente líquidas y de sobre.
Lo regamos todo con un Faustino V de Rioja aceptable y un prieto picudo Peregrino muy regulero.
El precio del cocido era de 16 euros por persona, con los vinos no llegó a los 20, teniendo en cuenta las cantidades, bastante barato.
Resumiendo, es un sitio que, salvo algunos detalles como la sopa salada y las natillas líquidas, está bastante bien de cantidad, calidad y precio, pero hay que reconocer que hemos probado cocidos mejores.
ENTORNO: 6
SERVICIO: 6
COCINA: 6
PRECIO: 7
CALIDAD/PRECIO: 6
El lugar es pequeño y acogedor, estaba bastante lleno, de no haber reservado no hubiésemos podido comer. Pedimos cocido, que es lo suyo en Castrillo, pero la carta mostraba otras opciones.
El servicio fue correcto aunque no excesivamente profesional, todo fue servido con rapidez, lo primero que nos pusieron fue una enorme fuente de carnes de todo tipo, morcillo de ternera, oreja, tocino, manos, lacón, costillas adobadas y chorizo de cerdo, pollo (no gallina) y los típicos rellenos, todo estaba bueno, pero hay que decir que el lacón excesivamente salado y los rellenos algo insípidos, eso sí, abundantísimo, sobró casi media fuente. Después llegaron los garbanzos con berza, también en abundancia y de verdad exquisitos, se desacian en la boca como mantequilla y la berza crujiente y sabrosa. Por último, y con los estómagos a tope, llegó la sopa, fue una pena porque apenas pudimos probarla por lo salada que estaba, todos coincidimos en este punto y éramos 6, así que en este caso la sal no fue cuestión de gustos, como digo, una pena...
Por último probamos el postre típico que son las antillas, otra decepción, excesivamente líquidas y de sobre.
Lo regamos todo con un Faustino V de Rioja aceptable y un prieto picudo Peregrino muy regulero.
El precio del cocido era de 16 euros por persona, con los vinos no llegó a los 20, teniendo en cuenta las cantidades, bastante barato.
Resumiendo, es un sitio que, salvo algunos detalles como la sopa salada y las natillas líquidas, está bastante bien de cantidad, calidad y precio, pero hay que reconocer que hemos probado cocidos mejores.
ENTORNO: 6
SERVICIO: 6
COCINA: 6
PRECIO: 7
CALIDAD/PRECIO: 6
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Luis