Cenador Rua Nova
Nos reunimos en este lugar de la calle Renueva, cercano a San Isidoro, para una cena con varios amigos en las fiestas, el entorno es encantador; un enorme cenador con gran parte de las mesas en un patio al aire libre, otra parte en una galería acristalada y otro gran comedor interior, se trata de un lugar amplio pero íntimo, nosotros teníamos una estupenda mesa en la galeria.
El servicio es simpático, pero poco experimentado, al menos nuestra mesa fue atendida por camareras jovenes e inexpertas, que no sabían demasiado de platos ni de vinos, aún así eran simpáticas, algo muy a tener en cuenta.
Pedimos unos entrantes para compartir y un plato cada uno; las ensaladas, pastel de cabracho, chipirones...estaban todos correctos, pero no demasiado abundantes para su precio, la enorme decepción vino con los platos fuertes que además de resultar muy escasas las raciones estaban mal preparados, en mi caso concreto pedí medallones de rape con cecina y boletus: la ración era ridícula, estaban tan salados que apenas se podían tragar y la salsa de boletus estaba ácida. Sinceramente he de decir que me parece intolerable pagar 20 euros por un plato de estas características, me parece una tomadura de pelo... Y no fui la única, todo el mundo que pidió el rape tuvo la misma opinión, las carrilleras estaban absolutamente sosas y el solomillo pasado del punto... Algunos fueron más afortunados, ya que no todos los platos estaban igual de malos. Los postres bastante mediocres salvo el coulant de chocolate. Acompañamos con rueda verdejo unos y ribera de duero otros, ambos bastante corrientitos.
El precio fue de 35 euros por persona, algo admisible si se come bien, pero intolerable si tenemos en cuenta la escasez en las cantidades, la falta de mano del cocinero con la sal y el aparente mal estado de ciertos productos (hablo de los boletus). Desde luego pese a ser un lugar muy agradable no nos han quedado demasiadas ganas de volver.
ENTORNO: 8
SERVICIO: 5
GASTRONOMÍA: 4
PRECIO: 2
CALIDAD/PRECIO: 3
El servicio es simpático, pero poco experimentado, al menos nuestra mesa fue atendida por camareras jovenes e inexpertas, que no sabían demasiado de platos ni de vinos, aún así eran simpáticas, algo muy a tener en cuenta.
Pedimos unos entrantes para compartir y un plato cada uno; las ensaladas, pastel de cabracho, chipirones...estaban todos correctos, pero no demasiado abundantes para su precio, la enorme decepción vino con los platos fuertes que además de resultar muy escasas las raciones estaban mal preparados, en mi caso concreto pedí medallones de rape con cecina y boletus: la ración era ridícula, estaban tan salados que apenas se podían tragar y la salsa de boletus estaba ácida. Sinceramente he de decir que me parece intolerable pagar 20 euros por un plato de estas características, me parece una tomadura de pelo... Y no fui la única, todo el mundo que pidió el rape tuvo la misma opinión, las carrilleras estaban absolutamente sosas y el solomillo pasado del punto... Algunos fueron más afortunados, ya que no todos los platos estaban igual de malos. Los postres bastante mediocres salvo el coulant de chocolate. Acompañamos con rueda verdejo unos y ribera de duero otros, ambos bastante corrientitos.
El precio fue de 35 euros por persona, algo admisible si se come bien, pero intolerable si tenemos en cuenta la escasez en las cantidades, la falta de mano del cocinero con la sal y el aparente mal estado de ciertos productos (hablo de los boletus). Desde luego pese a ser un lugar muy agradable no nos han quedado demasiadas ganas de volver.
ENTORNO: 8
SERVICIO: 5
GASTRONOMÍA: 4
PRECIO: 2
CALIDAD/PRECIO: 3
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