Sabor de Grecia
Un viernes por la noche a la salida de un concierto, regresábamos a casa y al pasar por la calle Renueva ¡El restaurante griego estaba abierto!, no pudimos perder la ocasión de entrar ya que es muy extraño encontrar abierto este restaurante no sabemos por qué razón.
El local es minúsculo, resulta un poco desagradable la luz directa, la música baja y las mesas tan pegadas, el ambiente es poco íntimo, la verdad. Salvando este detalle el servicio es muy agradable, la carta tiene básicamente especialidades griegas, nos decidimos a pedir unas dalmades de entrante, que son hojas de parra rellenas de carne y arroz, servidas en una salsa de limón, resultaron riquísimas y muy abundantes.
Continuamos con solomillos de pollo con bannies, un plato muy mediterraneo de pollo en salsa de tomate con orégano y unas verduras totalmente desconocidas con aspecto de pimientos, el sabor recordaba a una pizza, muy agradable también y por último pedimos giuvetsi, un plato de pasta con ternera, de sabor demasiado similar al pollo pero bastante más insípido, este plato fue el más flojo.
De postre pedimos baklavas, los típicos pasteles de hojaldre, miel y pistachos, ricos pero hiperdulces.
Todo esto lo regamos con un blanco mosxofílero, un vino seco con un toque alcohólico no muy agradable y muy peligroso por lo que se sube, de momento nos quedamos con los blancos españoles.
El precio fue de unos 25 por persona, postre y café incluidos, no es excesivo aunque hay que tener en cuenta que los productos tampoco son demasiado caros, nos ha resultado un sitio agradable, sobre todo por cambiar un poco de registro y abrir nuestro paladar a nuevos sabores.
ENTORNO: 4
SERVICIO: 8
GASTRONOMÍA: 7
PRECIO: 6
CALIDAD/PRECIO: 6.5
El local es minúsculo, resulta un poco desagradable la luz directa, la música baja y las mesas tan pegadas, el ambiente es poco íntimo, la verdad. Salvando este detalle el servicio es muy agradable, la carta tiene básicamente especialidades griegas, nos decidimos a pedir unas dalmades de entrante, que son hojas de parra rellenas de carne y arroz, servidas en una salsa de limón, resultaron riquísimas y muy abundantes.
Continuamos con solomillos de pollo con bannies, un plato muy mediterraneo de pollo en salsa de tomate con orégano y unas verduras totalmente desconocidas con aspecto de pimientos, el sabor recordaba a una pizza, muy agradable también y por último pedimos giuvetsi, un plato de pasta con ternera, de sabor demasiado similar al pollo pero bastante más insípido, este plato fue el más flojo.
De postre pedimos baklavas, los típicos pasteles de hojaldre, miel y pistachos, ricos pero hiperdulces.
Todo esto lo regamos con un blanco mosxofílero, un vino seco con un toque alcohólico no muy agradable y muy peligroso por lo que se sube, de momento nos quedamos con los blancos españoles.
El precio fue de unos 25 por persona, postre y café incluidos, no es excesivo aunque hay que tener en cuenta que los productos tampoco son demasiado caros, nos ha resultado un sitio agradable, sobre todo por cambiar un poco de registro y abrir nuestro paladar a nuevos sabores.
ENTORNO: 4
SERVICIO: 8
GASTRONOMÍA: 7
PRECIO: 6
CALIDAD/PRECIO: 6.5
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